¿En qué momento perdí el norte?

Sólo aquellas que hayáis gastado demasiado tiempo y esfuerzo trabajando en la dirección equivocada sabéis lo frustrante que es. 

No te quedan ganas de volver a intentarlo por miedo a volver a fracasar, por perder aún más tiempo, más esfuerzo, más dinero, por el qué dirá la gente sobre todo la que te quiere. Por no tener que reconocer que no has sabido hacerlo, que no has luchado lo suficiente, que no te has preparado lo necesario, que no pudiste hacer los contactos adecuados, que has tomados malas decisiones.

En el colegio nos enseñaron un millón de cosas, pero está claro que no nos enseñaron a levantarnos después de una derrota. Preferimos taparnos la cara con las mantas y autoconvencernos de que la culpa está en nosotras, por no ser lo suficientemente válidas.

Hace algunos años, al organizar mi boda, me resultó muy difícil encontrar invitaciones que me gustasen, así que rescaté mis viejas acuarelas y diseñé las mías propias. Ahí empezó todo.

Entusiasmada con el proceso creativo, decidí que quería dedicarme a ilustrar invitaciones de boda, que podría venderlas por internet, y en las papelerías de las ciudades cercanas, y escribir un blog de bodas que me ayudase a promocionarlas.

Tenían un estilo muy definido, con ilustraciones coloridas y un poco naif, pero cuando conseguí a mis primeros clientes, mi estilo no acabó de convencerles, así que me contaron su idea (totalmente opuesta a mi estilo) y yo por supuesto me puse manos a la obra.

Seguramente, la necesidad de aprobación, me impulsó a preguntar a mis familiares y amigos qué les parecían mis diseños, y claro, cada uno dió su opinión.

Todos demostraron su mejor intención e intentaron ayudarme, coincidiendo en muchos casos, en que mis ilustraciones tenían un estilo muy concreto, y no podían gustar a todo el mundo. Me aconsejaron que ampliase mi catálogo e incluyese algunas más clásicas, o de estilo vintage, que estaba muy de moda en ese momento. 

Al ver que mi tienda online no estaba desbordada de pedidos (Os juro que en mi mente cuando empecé, yo me veía así) hice caso a los consejos que la gente me daba, repito, de buena fe. 

Diseñé nuevos modelos, amplié mucho el catálogo con infinidad de estilos, e incluso fabriqué algunos artículos para bodas como regalitos para los invitados, bolsitas para pétalos, etc. Pero esto tampoco funcionó. De vez en cuando recibía algún pedido, pero siempre de cosas concretas que no estaban en mis catálogos y tenía que hacerlas exclusivamente para esa ocasión.

Algunos clientes me dijeron de debería abrir un poco el campo de negocio, y dedicarme también a otro tipo de fiestas, y sin darme cuenta la cosa derivó en eventos, kits para fiestas infantiles, imprimibles para fiestas, felicitaciones navideñas e incluso postales de Valencia. Si, como lo oyes.

¿Y como se siente una cuando no sabe en que momento ha perdido el norte? Pues fatal. Así de claro.

Y no sólo porque volver a empezar de cero asuste (y mucho) si no, por miedo a volver a cometer el mismo error, que en mi caso creo que fué no aprender a decir: "Lo siento mucho, pero mis productos son estos, si te interesan estaré encantada de ayudarte. Si no, puedo recomendarte al profesional X"

Pero ahora es el momento de levantarse, de rescatar mis acuarelas y mi blog, y volver al punto de partida; de regresar al momento exacto en el que yo creía en lo que hacía, y no necesitaba nada más.

Por eso borro un historial de años de posts, porque quiero partir de cero, escribiendo y haciendo sólo aquello que me apasiona. Nada más (y nada menos).

Y ahora, con las cosas más claras y un nudo en el estómago, invito a todas aquellas que estéis interesadas en mis invitaciones ilustradas, o en cómo organizar una boda civil de principio a fin, a quedaros, suscribiros en el menú lateral y no perderos ninguna de mis entradas... Porque sólo puedo deciros que esta vez, la cosa promete ;)